sábado, 26 de mayo de 2007

Las multinacionales llegan a una comunidad, explotan las fuentes de agua y abandonan el lugar.

Las multinacionales llegan a una comunidad, explotan las fuentes de agua y abandonan el lugar.
Como en San Juan, la Barrick extraerá el oro en Veladero, nos dejaran miseria y contaminación, y abandonaran el lugar, y no se justifica tampoco el túnel que harán los chinos, haciéndose pago con nuestro oro.
Estos son los nuevos Cristóbal Colon, que en aquella época (1492) nos descubrieron con espejitos de colores, mataron y diezmaron, ahora nos descubren con túneles y cuentos de baratijas,
Como las embotelladoras
Es un negociazo. Según la revista Fortune (mayo 2000) citada por Oro azul, "los ingresos anuales de la industria del agua alcanzan ya cerca de 40% del sector petrolero, y son una tercera parte más elevados que los del sector farmacéutico".
Como dijo Gérard Mestrallet, director ejecutivo de Suez: "¿En qué otro sector (a excepción del acero) se puede encontrar un negocio que sea totalmente internacional, en el que los precios y los volúmenes rara vez se muevan en sentido descendente?"
En cuanto a la industria embotelladora de agua, crece a paso acelerado. Los autores de Oro azul informan, en una actualización hecha para la versión alemana del libro, que, en el mundo, esta industria obtiene 46 mil millones de dólares anuales; más del doble de lo que obtenía hace tres años.
El año pasado, informa Barlow, se embotellaron 100 mil millones de litros de agua -los cuales requirieron de 1.5 millones de toneladas de plástico.
Hay compañías, como Coca-cola y Pepsi, que van por el mundo buscando fuentes de agua dulce. Se les llama "cazadores de agua". "En mi país están en todos lados", dice Barlow. Y es que Canadá goza de una de las más vastas fuentes en el planeta.
Sin embargo -aclara Barlow-, no se trata de oponerse a las embotelladoras locales, sino a las multinacionales, que llegan a una comunidad, explotan las fuentes de agua y abandonan el lugar.
Las multinacionales echan mano de los tratados comerciales y los acuerdos internacionales para que los gobiernos se vayan quedando sin posibilidad de cerrar la llave del agua, cuenta la canadiense. A través de estos acuerdos los gobiernos dejan de tener control sobre sus provisiones locales de agua dulce.
Vivendi, informa Oro azul, es de las pocas transnacionales que tienen representantes en los dos grupos de presión más poderosos del sector negocios: La estadounidense Coalición de las Industrias de Servicios y el Foro Europeo sobre Servicios. Hoy, estos grupos de presión están metidos en la negociación del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS, por sus siglas en inglés) en la OMC.
Hoy, explica Maude Barlow, en la OMC y el TLCAN se establece que el agua es un bien, no un derecho, y permite que las empresas multinacionales tengan acceso, como nunca antes, a las fuentes de agua dulce. Incluso, en el TLCAN se establece como una inversión.
Si una ciudad o un municipio de un país firmante del TLCAN cambia de parecer respecto a privatizar el servicio del agua, la empresa puede demandar a la autoridad y ésta tiene que pagar una indemnización. Por ejemplo, una compañía californiana demandó al gobierno canadiense por 10 mil millones de dólares porque la provincia de Columbia Británica prohibió la exportación comercial de agua.
"Lo que tememos en Canadá es que cuando se le acabe a Estados Unidos su reserva de agua dulce, recurrirá a la canadiense", dice Barlow, presidenta del Consejo de Canadienses (prestigiosa organización civil dedicada a vigilar el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos).
En el acuerdo general del ALCA (en proceso de negociación) también "está estipulado que si un municipio privatiza su servicio de agua pero luego se arrepiente y quiere revertir el proceso, ya no puede".
En el fondo, subyace la idea de que todo puede ser vendido.
Pero, ¿a quién le pertenece el agua?
"A nadie" -responde la investigadora. "El agua le pertenece a la Tierra". Por ende, dice Barlow, el punto central es que "todos tenemos derecho a ella".
Si bien el agua no es de nadie, "sí somos colectivamente responsables de su preservación", sigue.
El agua no es un bien, como los coches o los tenis, que puede ser producido, vendido y consumido. "Debe ser preservado como un bien común", dice.
"Solos no podemos"
Cada vez más personas en todo el mundo luchan por el reconocimiento del agua como un derecho y contra el control privado del agua del mundo.
Antes, las luchas estaban separadas, cuenta Barlow. Por un lado, había quienes luchaban contra la contaminación del líquido vital. Otros contra su escasez, otros contra su privatización y otros contra la desigualdad (que algunos tuvieran acceso al agua y otros no).
Ahora reconocen que las distintas luchas (que cada vez son más) contra la privatización de los servicios de agua municipales (que suelen incrementar las tarifas del líquido vital), por frenar la explotación de fuentes subterráneas por las grandes embotelladoras y detener la exportación comercial de agua de sus territorios son parte de una misma lucha. Los canadienses jugaron un papel determinante en unir estas luchas, en hacer notar que eran una sola. Y, entre los canadienses, la labor de Maude Barlow ha sido vital.
"El Banco Mundial (BM) triplicó el monto de financiamiento disponible para los países pobres para esquemas de privatización del agua y un estudio de 2003 realizado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación encontró que, en los últimos cinco años, la mayoría de los préstamos para agua del BM estuvo condicionada a la privatización de los sistemas públicos", señala la actualización para la versión alemana de Oro azul.
Estos proyectos privatizadores, sin embargo, se topan con cada vez más opositores, sobre todo en Africa (Ghana, Sudáfrica, Mozambique, Senegal y Zambia) y América (Bolivia, Uruguay, Estados Unidos y Canadá). Y con frecuencia estas luchas han resultado exitosas. "Muchas compañías han tenido que abandonar sus operaciones o buscar fondos garantizados del BM y los gobiernos locales para cubrir los costos de sus fracasos", señala Barlow.
En Manila, Filipinas, Maynilad Water, subsidiaria de Suez, tuvo que abandonar su concesión a raíz de las protestas por los altos precios.
En ciudades estadounidenses, como Atlanta y Georgia, la oposición ha logrado frenar proyectos de privatización del agua.
¿La crisis del agua es intrínseca al neoliberalismo?
" El agua es el mejor ejemplo de por qué el neoliberalismo no funciona", afirma la autora del primer análisis político de la crisis del agua. "Hay sectores donde funciona el mercado. El agua no es uno de ellos, el agua es el ejemplo de un bien común que no debería de ponerse en manos de ninguna compañía ".

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